Es difícil imaginar, cuando estás en pleno embarazo, allá
por el segundo trimestre, cuando una está aún ligera y las semanas pasan más o
menos rápidas (según como una se encuentre, claro), lo difícil y pesados que resultan los
últimos días del embarazo….
Para las que no aún hayan dado a luz recomiendo no
emocionarse demasiado con la famosa FPP (fecha probable de parto), que luego una se lleva mucho chasco y porque es
muy difícil dar en el clavo, por eso hay cuatro tipos de parturientas:
Las “PARTURIENTAS ADELANTADAS”, aquellas que habiendo
llegado su embarazo a término, dan a luz antes de lo previsto (en este grupo me
incluí yo, porque sí, ilusa de mí), a su vez dentro de éstas, están las
confiadas a las que les pilla el toro y no tenían nada listo, y, en el bando
contrario, las precavidas que tenían la maletita preparada en la puerta para
“por si acaso”.
Las “PARTURIENTAS PERFECTAS “que son aquellas tan suertudas
y exactas como un reloj suizo, que dan a luz justo el día señalado. Casi nadie,
vamos.
Las “PARTURIENTAS NORMALES”,
aquellas del montón que dan a luz entre la semana 40 y la 42, prácticamente
la mayoría.
Las “PARTURIENTAS RETRASADAS”, aquellas a las que, para su
desgracia, el parto se alarga a la nada desdeñable cifra de 42 semanas o 294
días… aquellas a las que hay que provocarles el parto. Afortunadamente casi el
95% de las embarazadas se encuentran dentro de los grupos anteriores.
En mi caso, mi FPP llegó, pasó sin pena ni gloria, y yo no me
lo podía creer…. y ahí seguí, una semana más, una semana con sus días y sus
noches, sus horas, sus minutos y sus segundos, pasando el tiempo lento como
jamás en mi vida, así que hice de aquellos días un auténtico drama, tanto, que
deshice la "famosa maleta" para el hospital, me daba la sensación de que me iba a
quedar con aquella barriga toda la vida!, me gastaban bromas del tipo: "esa gran barriga te va a reabsorver y va a ser el bebé el que esté embarazo de tí", a mi entorno le daba la risa, pero cuando
una se encuentra así, desvirtúa la realidad.
Y es que no hay nada más frustante que acudir a un registro,
y que te digan “aún estás muy verde, te veremos en el próximo registro casi con
toda seguridad”, y es que todavía, cuando recuerdo esa frase me entra una
desazón tremenda, qué ganas de amargar la existencia a la pobre e ilusa
embarazada, que lo único que se quiere es acabar con el sufrimiento cuanto
antes…así que en mi último registro, que se suponía no sería el último porque “seguía
muy verde”, me dijeron “te veremos en el próximo registro, mientras, procura
andar”, asi que de vuelta a casa, con la lágrima corriendo por mis mejillas y
en un arranque de valentía hice parar el coche en mi marido en medio de un
polígono y decidí volver andando los varios kilómetros de distancia que
restaban a casa con el fin de que con el largo paseo se animara la cosa.
Como a esas alturas era más fácil saltarme que rodearme, la
gran barriga en suspensión me lo ponía difícil, así que, como habitualmente tenía
que ir haciendo, con una mano delante (sujetando la barriga) y la otra detrás
(sujetando los riñones) emprendí mi largo paseo con el fin de que aquello
acabase cuanto antes, ese día de otoño hacía un calor excesivo para la época,
así que buscaba la sombra en los parques y, banco que veía, banco que me
sentaba, la gente me miraba con pena y lástima, y no era para menos, mis andares eran un
poema. Ni que decir tiene, que finalmente no llegué casa y que me tuvieron que
recoger varias horas después a punto de desfallecer del calor y del cansancio, vaya desastre!!
Al llegar a casa, me sentía tan hundida en la miseria que
deshice la maleta, total, para qué? Si esto no va a terminar jamás, si voy a estar
embarazada toda la vida, la mini-ropa, a
este paso se va a acartonar ahí dentro, es más, qué había metido ahí? Ya ni me
acordaba, y gracias a que lo saqué…había cosas de verano, estación que ya había pasado,
y de la talla 50 cm….a esas alturas esa ropa tan miniatura ya no le iba a entrar
a la criatura (y no le valió, de hecho). Eso era consecuencia de mis falsas
expectativas de pertenecer al grupo de las parturientas adelantadas.
Así que, cuando un buen día me puse realmente de parto y las
contracciones ya dolían más de lo normal, yo intentaba hacer como si nada, no
sea que me fuera a hacer ilusiones y luego se pasara todo para volver a la cruda realidad, finalmente, mi marido
empezó a controlar las contracciones, y demasiada exactitud entre ellas ya no
era normal… así que me tocó rehacer la famosa maletita a toda pastilla entre
contracción y contracción….parece mentira, pero los momentos que se suponen son
más dolorosos, yo estaba tan contenta, para mí fueron los mejores, aquel martirio
terminaba!!
Por eso, a aquellas que se encuentren en la recta final y se
sientan hasta el moño de la barriga y los dolores, les recomiendo que tengan
las cosas más o menos preparadas, pero que no se incluyan en el grupo 1, por si
acaso, que luego se desilusionan y la cosa se hace más dura aún.
En mi caso, dado que mis últimas semanas fueron un auténtico
calvario, ahora que ya ha pasado cierto tiempo, y las cosas, cuando se miran
con cierta distancia, se ven con otra perspectiva, recuerdo todas estas situaciones con
cariño, parece mentira.
Este post se lo dedico a mi amiga virginia, que ya no
pertenece al grupo de las parturientas adelantadas y le faltas pocas horas para
quedarse fuera del grupo de las parturientas perfectas…ánimo virgi! Seguro que
te quedas en el amplio grupo de las parturientas normales!!
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