viernes, 5 de abril de 2013

LA RECTA FINAL DEL EMBARAZO, CUANDO SE ESTÁ A PUNTO DE DAR A LUZ


Es difícil imaginar, cuando estás en pleno embarazo, allá por el segundo trimestre, cuando una está aún ligera y las semanas pasan más o menos rápidas (según como una se encuentre, claro), lo difícil y pesados que resultan los últimos días del embarazo….



Para las que no aún hayan dado a luz recomiendo no emocionarse demasiado con la famosa FPP (fecha probable de parto), que luego una se lleva mucho chasco y porque es muy difícil dar en el clavo, por eso hay cuatro tipos de parturientas:

Las “PARTURIENTAS ADELANTADAS”, aquellas que habiendo llegado su embarazo a término, dan a luz antes de lo previsto (en este grupo me incluí yo, porque sí, ilusa de mí), a su vez dentro de éstas, están las confiadas a las que les pilla el toro y no tenían nada listo, y, en el bando contrario, las precavidas que tenían la maletita preparada en la puerta para “por si acaso”.

Las “PARTURIENTAS PERFECTAS “que son aquellas tan suertudas y exactas como un reloj suizo, que dan a luz justo el día señalado. Casi nadie, vamos.

Las “PARTURIENTAS NORMALES”, aquellas del montón que dan a luz entre la semana 40 y la 42, prácticamente la mayoría.

Las “PARTURIENTAS RETRASADAS”, aquellas a las que, para su desgracia, el parto se alarga a la nada desdeñable cifra de 42 semanas o 294 días… aquellas a las que hay que provocarles el parto. Afortunadamente casi el 95% de las embarazadas se encuentran dentro de los grupos anteriores.

En mi caso, mi FPP llegó, pasó sin pena ni gloria, y yo no me lo podía creer…. y ahí seguí, una semana más, una semana con sus días y sus noches, sus horas, sus minutos y sus segundos, pasando el tiempo lento como jamás en mi vida, así que hice de aquellos días un auténtico drama, tanto, que deshice la "famosa maleta" para el hospital, me daba la sensación de que me iba a quedar con aquella barriga toda la vida!, me gastaban bromas del tipo: "esa gran barriga te va a reabsorver y va a ser el bebé el que esté embarazo de tí", a mi entorno le daba la risa, pero cuando una se encuentra así, desvirtúa la realidad.

Y es que no hay nada más frustante que acudir a un registro, y que te digan aún estás muy verde, te veremos en el próximo registro casi con toda seguridad, y es que todavía, cuando recuerdo esa frase me entra una desazón tremenda, qué ganas de amargar la existencia a la pobre e ilusa embarazada, que lo único que se quiere es acabar con el sufrimiento cuanto antes…así que en mi último registro, que se suponía no sería el último porque “seguía muy verde”, me dijeron “te veremos en el próximo registro, mientras, procura andar”, asi que de vuelta a casa, con la lágrima corriendo por mis mejillas y en un arranque de valentía hice parar el coche en mi marido en medio de un polígono y decidí volver andando los varios kilómetros de distancia que restaban a casa con el fin de que con el largo paseo se animara la cosa.

Como a esas alturas era más fácil saltarme que rodearme, la gran barriga en suspensión me lo ponía difícil, así que, como habitualmente tenía que ir haciendo, con una mano delante (sujetando la barriga) y la otra detrás (sujetando los riñones) emprendí mi largo paseo con el fin de que aquello acabase cuanto antes, ese día de otoño hacía un calor excesivo para la época, así que buscaba la sombra en los parques y, banco que veía, banco que me sentaba, la gente me miraba con pena y lástima, y no era para menos, mis andares eran un poema. Ni que decir tiene, que finalmente no llegué casa y que me tuvieron que recoger varias horas después a punto de desfallecer del calor y del cansancio, vaya desastre!!

Al llegar a casa, me sentía tan hundida en la miseria que deshice la maleta, total, para qué? Si esto no va a terminar jamás, si voy a estar embarazada toda la vida, la mini-ropa, a este paso se va a acartonar ahí dentro, es más, qué había metido ahí? Ya ni me acordaba, y gracias a que lo saqué…había cosas de verano, estación que ya había pasado, y de la talla 50 cm….a esas alturas esa ropa tan miniatura ya no le iba a entrar a la criatura (y no le valió, de hecho). Eso era consecuencia de mis falsas expectativas de pertenecer al grupo de las parturientas adelantadas.

Así que, cuando un buen día me puse realmente de parto y las contracciones ya dolían más de lo normal, yo intentaba hacer como si nada, no sea que me fuera a hacer ilusiones y luego se pasara todo para volver a la cruda realidad, finalmente, mi marido empezó a controlar las contracciones, y demasiada exactitud entre ellas ya no era normal… así que me tocó rehacer la famosa maletita a toda pastilla entre contracción y contracción….parece mentira, pero los momentos que se suponen son más dolorosos, yo estaba tan contenta, para mí fueron los mejores, aquel martirio terminaba!!

Por eso, a aquellas que se encuentren en la recta final y se sientan hasta el moño de la barriga y los dolores, les recomiendo que tengan las cosas más o menos preparadas, pero que no se incluyan en el grupo 1, por si acaso, que luego se desilusionan y la cosa se hace más dura aún.

En mi caso, dado que mis últimas semanas fueron un auténtico calvario, ahora que ya ha pasado cierto tiempo, y las cosas, cuando se miran con cierta distancia, se ven con otra perspectiva, recuerdo todas estas situaciones con cariño, parece mentira.

Este post se lo dedico a mi amiga virginia, que ya no pertenece al grupo de las parturientas adelantadas y le faltas pocas horas para quedarse fuera del grupo de las parturientas perfectas…ánimo virgi! Seguro que te quedas en el amplio grupo de las parturientas normales!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejame tu comentario