Viajar con un bebé sin que parezca una mudanza

Se acerca la época estival y con ella, quizá uno de nuestros primeros viajes con el bebé… que no cunda el pánico!! Soy de las que cree que no hace falta salir de casa como si nos fuéramos a mudar del país. Se trata de organizarse un poco y pensar lo que realmente necesitaremos.

He visto a mucha gente viajando con bebés, que más que llenar el coche, parecía que hacían un auténtico puzzle donde las piezas eran imposibles de encajar… y eso me agobiaba tanto que se me quitaban las ganas de salir de viaje con un bebé.

Así que son buenos algunos consejos para llevar lo justo y lo necesario:

LOS ÚTILES VARIOS

La cuna de viaje para dormir

Si el hotel / apartamento / casa rural no la ofrece, tendrás que llevar una cuna de viaje (yo soy partidaria de llevar la mía propia). Pero no es obligatoria. Mucha gente practica el colecho con los recién nacidos, y la verdad, eso ahorra tener que cargar con las cunas de viaje (aunque hoy día ya no abultan tanto y se pliegan muchisimo). Si la cama es lo suficientemente grande, se puede colocar al bebé en el medio, con un cojín de lactancia para que tenga su propio espacio, lo que además permite darle de mamar recostada y sin tener que levantarse. 
Yo, aunque respeto el colecho, soy más partidaria de que el bebé duerma en su propia cuna, eso sí, si se pone guerrero, estando fuera de casa, no me importa que acabe durmiendo con nosotros…

Si el bebé es muy pequeñito puede incluso dormir en el capazo. No es el colchón ideal, pero por un par de noches no pasa nada. En cuanto al grupo 0 hay que recordar que vale para el viaje y para estar como máximo tres de horas al día en él, ya que no es muy bueno para su espalda. Nosotros, en ocasiones, lo hemos utilizado como hamaquita, pero el bebé la verdad es que suele disfrutar más de una manta para el suelo con juegos, donde puede darse la vuelta, ponerse boca abajo y ejercitarse para levantar la cabeza.

La trona para comer

En vez de tener que cargar con ella (eso sí que es un auténtico muerto), se le puede dar de comer en la silla de paseo o en unas sillitas que se acoplan a las sillas normales o si es bastante mayor, una silla con cojín puede valer.

La hora del baño

Toca apañarse con lo que hay en nuestro destino vacacional, el lavabo si es muy pequeño, o la bañera, si se sujeta bien sentado. La ducha mejor dejarla para cuando ya se tiene de pie perfectamente. Creo que esta situación es más difícil de adecuar…

Pañales, toallitas, ropa de recambio, medicinas

Mientras que en otras cuestiones es recomendable ahorrar el espacio al máximo, aquí lo mejor es justo lo contrario: vete con un cargamento de todo, porque seguramente coincidirá que no encuentres pañales de los habituales en el supermercado, que le subirá la fiebre porque se ha resfriado, o que justo sufrirá una diarrea que hará que tengas que cambiarle de ropa cada dos por tres. Ley de Murphy.

LA ALIMENTACIÓN

Lo ideal es que siga con la lactancia materna, es lo más cómodo y te ahorrará transportar cacharros y comida. Si el bebé ya toma biberones y comida, el calienta biberones te permitirá calentar sus biberones de leche artificial o extraída sin riesgo de quemaduras para el bebé, en sólo 4 minutos.

Si ha empezado con purés de verduras y frutas, quizá te convenga llevar algunos potitos o puré para unos días preparado desde casa, así como una batidora para la fruta (si no sabes seguro si vas a disponer de ella en tu lugar de vacaciones), pero para prevenir lo mejor los potitos preparados (lo ideal es que el niño ya esté familiarizado con el sabor de los potitos si no se quiere que haga huelga de hambre durante todas las vacaciones…), es bastante engorroso preparar comidas caseras si nos alojamos en un hotel...

Algunas recomendaciones finales para el viaje: si puedes aprovechar las horas de sueño del bebé para viajar, mucho mejor. Madruga y ya habrás hecho gran parte del viaje con el niño dormido. Por lo demás…. ¡a disfrutar de las vacaciones!